Nos dividimos en fragmentos de pura imperfección.
Hundimos nuestros puntos de dolor silenciando, hablando, mirándonos.
Erradicamos esta ausencia
en una ambivalencia dionisíaco apolínea.
Tenemos registro de que será un fragmento intenso,
que vendrá con fuerza a desatarse en nuestros inciertos momentos.
Sólo puedo observar el mar de lágrimas que se anticipan en tus ojos,
que invaden tu mirada y encuentran su espejo en la mía.
Toda un océano nos invade y nos transforma.
Será una señal.
17/11/2013
Foto de Rodrigo García Ávila |
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