despierto en un grito ahogado, de esos que jamás sentirás.
Puro deseo, puros comienzos, puras necesidades autocreadas para fenecer.
Te acoso en algún rincón de este poblado desierto.
Se ha borrado todo cuanto he creado,
no puedo dejar de turbarme,
de chocarte con mis palabras y de rodarte con la sal que nos baña.
Me dudas y confundes, aborrezco este cliché.
Nubes terrenales |
Desdoblada, hablada, alada, volada y dejada
El sabor de lo que sudo, el dolor que expecta,
la ternura que me ciega y las manchas que observo parecen bailar,
danzan alrededor de las órbitas ciegas de tu existencia.
Espero ansiosa el día fatídico, donde tu silencio como escudo dejará de ser razón para sólo ser.
Tomarás formas incomprensibles y dejaré de verte para volver a verte.
Apareados animales, sonidos de la tierra y la memoria de infinitas noches en sólo una expresión...
tú expresión negada, predecible, forzada y mutilada.
Tus vicios, malditos vicios insomnes que copulan como el fin de los días
Y eyaculan como el principio del caos
Si mi propia imagen se va, ¿cuánto queda?
Vagos recuerdos, morbo de aroma, pieles que rozan, palabras soeces repetidas hasta el cansancio.
Lenguas que se buscan, que se tocan, se atraen, seducen, vomitan y se lamen...
Y lamo, lamo...y la amo
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